Pierdes peso... y lo vuelves a ganar. 5 pasos para evitarlo.

¿Te ha pasado alguna vez? 


Bajas peso, te ves mejor, piensas que esta vez sí… 
Pero pasan los meses y, casi sin darte cuenta, recuperas los kilos. 
Empieza el ciclo de siempre: 

  • Adelgazar.

  • Relajarse.

  • Volver al punto de partida.

Y cada vez cuesta más arrancar de nuevo.

La cruda realidad es esta: 


El 80% de la gente que pierde mucho peso lo recupera en menos de un año.

En dos años, la mayoría ha vuelto casi al mismo sitio.

¿Frustrante? Mucho. Pero hay razones y soluciones. 

3 motivos por los que la mayoría recupera el peso perdido. 

1. Estrategias imposibles de mantener. 
La mayoría ataca el sobrepeso con métodos que no encajan en la vida real: 

  • Dietas extremas.

  • Eliminar grupos de alimentos enteros (keto, ayuno total…).

  • Restringir calorías al absurdo.

Sí, se pierde peso… pero es insostenible. La fuerza de voluntad se agota y vuelves al punto de inicio, muchas veces con intereses. 

2. Solo te centras en la báscula.
Obsesionarse con el número y olvidarse de todo lo demás es el error más común.

 La clave no es solo cuánto bajas, sino en quién te estás convirtiendo en el proceso. 
El peso es un síntoma, no el objetivo real. 

3. El cuerpo se defiende (hormonas):.
Cuando pierdes grasa, tu cuerpo activa su sistema de emergencia: 

  • Sube la grelina (hormona del hambre), así que comes más..

  • Baja la leptina (hormona de saciedad), así que te sacias menos.

Eso se traduce en más hambre, menos control y más facilidad para volver a ganar peso. 

 

¿Hay solución? Sí. Pero no tiene nada que ver con fórmulas mágicas.

Aquí van las 5 claves para perder peso y no recuperarlo jamás: 

1. Se honesto contigo mismo y contrólate (con datos, no excusas).

La gente que consigue mantener el peso se vigila a sí misma. 

  • Puedes pesarte varias veces por semana, pero utiliza la media de los 7 días.

  • Medir perímetro, fotos, ropa que ajusta. Ese es el mejor indicador.

  • Revisar analíticas o composición corporal cada pocos meses. 

Al principio puede dar pereza o incluso miedo, pero cuando lo tomas como un dato más, pierdes el miedo y ganas control. 

Tus propios puntos de control físicos te dicen si vas bien, mal o regular. Sin autoengaños. 

2. Elige tu propia restricción (la que menos te pese).

Vivimos en un entorno que no está hecho para mantenerse en forma: comida por todas partes, tentaciones, horarios caóticos. 

La clave no es seguir “la dieta perfecta”, sino encontrar el sistema menos restrictivo que encaje contigo: 

  • ¿Te va bien contar calorías? Hazlo.

  • ¿Prefieres ayuno intermitente? Perfecto.

  • ¿Comes siempre a las mismas horas? Aprovecha eso. 

Al principio puede ser útil contar o medir (al menos 12 semanas) para ganar consciencia, pero la meta es acabar con un sistema automatizado, no con una calculadora de por vida. 

Resumen: La mejor restricción es la que menos te restringe. Lo demás está condenado al fracaso.

3. Cambia tu identidad (el verdadero secreto) 

No puedes mantener el cuerpo de alguien nuevo con la mentalidad de siempre. 

Las personas que consiguen no volver a engordar cambian la manera en la que se ven a sí mismas.
Ya no eres “el que hace dieta”, eres alguien que se cuida, que se mueve y que sabe poner límites. 

No arrastres el “yo antiguo” a tu nueva versión. 

4. Hazlo flexible y sostenible (no busques la perfección) 

Si lo que haces te hace infeliz, es cuestión de tiempo que lo dejes. 

La mejor estrategia es la que puedes seguir el 80-90% del tiempo comiendo comida real, pero dejando margen para tus caprichos, cenas con amigos, o ese día especial. 
Eso incluye: 

  • Comidas de un solo ingrediente, sin procesados la mayoría del tiempo.

  • Flexibilidad para un helado, una copa, o saltarte la dieta un domingo.

La fuerza de voluntad no es infinita. El verdadero éxito está en el equilibrio. 

Nota: A veces hay que pasar por etapas incómodas (medir, pesar, planificar), pero solo como puente hacia el automatismo. 

  • Comidas de un solo ingrediente, sin procesados la mayoría del tiempo.

  • Flexibilidad para un helado, una copa, o saltarte la dieta un domingo.

La fuerza de voluntad no es infinita. El verdadero éxito está en el equilibrio. 

Nota: A veces hay que pasar por etapas incómodas (medir, pesar, planificar), pero solo como puente hacia llegar a un punto donde ya no necesites hacerlo porque va todo en piloto automático.

5. Hazte adicto al movimiento (de por vida) 

El ejercicio, por sí solo, no es el mejor quemagrasas a corto plazo… 

Pero es LA herramienta para no recuperar el peso. 

¿Por qué? 

  • Sensibiliza las señales de hambre y saciedad (el cuerpo se regula mejor).

  • Ayuda a liberar estrés.

  • Cambia tu mentalidad: no eres alguien a dieta, eres alguien que se mueve. 

¿El truco? Encuentra una actividad que te guste de verdad. 

No hace falta matarse en el gimnasio si lo odias; puede ser caminar, bailar, jugar, lo que sea…

La clave es hacerlo sostenible. Lo que empiezas por obligación, lo mantienes por gusto (o costumbre). 

 ¿Cuánto tiempo hace falta? 

  • Para arrancar un hábito: 21 días.

  • Para consolidarlo: 90 días.

  • Para transformar tu vida: 1-2 años.

No hay milagros. Hay constancia, prueba y error, y un sistema a medida. 

Guarda este artículo y revísalo cada vez que sientas que te estás desviando. 

No busques el truco ni el atajo.
Crea TU PROPIO sistema. 

Puedes responderme y contarme cuál es tu mayor dificultad para mantenerte delgado una vez que has perdido peso.

Leo todos los correos.

Un abrazo!

Hugo.
NOgymNOlimits